Génesis 31:1-30
31:1Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.
31:2 Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había sido antes.
31:3 También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo.
31:4 Envió, pues, Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,
31:5 y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo.
31:6 Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre;
31:7 y vuestro padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal.
31:8 Si él decía así: Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.
31:9 Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.
31:10 Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados.
31:11 Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.
31:12 Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
31:13 Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
31:14 Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?
31:15 ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
31:16 Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Jacob se enteró de los hijos de Labán comentando de la nueva riqueza de Jacob, y vio un cambio de actitud en Labán y su familia. Entonces, el Señor vino a Jacob y confirmó que era hora de irse, de vuelta a la tierra de Canaán. Jacob llamó a sus dos esposas y les explicó cómo su padre le había engañado, como Dios lo había protegido, y que Dios le había dicho que se tenían que ir.
Lea y Raquel estaban de acuerdo en irse. Su padre los había dado a Jacob, y la mayoría de sus riquezas eran de Jacob. Jacob quería asegurarse de que él tenía una familia dispuesta y tuvo precisamente eso.
31:17 Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos,
31:18 y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.
31:19 Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.
31:20 Y Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba.
31:21 Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
Jacob reunió a todo lo que era suyo y se fue sin decirle nada a Labán. Raquel robó los ídolos de su padre en el proceso de irse. ¿Por qué es importante esto? Algunos creen que la posesión de estos dioses era prueba de una herencia. Otros simplemente creen que eran dioses de Labán, su protección y seguridad.
¿Son ídolos exclusivamente pedazos de metal o madera que la gente solía inclinarse antes? ¡Por supuesto que no! Un ídolo puede ser cualquier cosa que se pone delante de Dios. Puede ser algo sin vida (televisión, afición, deporte, gimnasio), o algo con la vida (amigos, familiares, incluso usted mismo). Un ídolo puede ser cualquier cosa. El problema es que todo lo que está delante de Dios está en el orden incorrecto de prioridades. Nada es digno de ser alabado (sobre todo a nosotros mismos), y sólo Dios es digno de nuestro primer lugar, y lo mejor posible. ¿Dónde está tu lucha con la idolatría?
31:22 Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido.
31:23 Entonces Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.
31:24 Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
31:25 Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el monte de Galaad.
31:26 Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra?
31:27 ¿Por qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?
31:28 Pues ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.
31:29 Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
31:30 Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?
Labán se enteró de que Jacob se había ido con sus hijas, nietos y lo que parece ser más importante para él, sus dioses. Viajó 7 días para ponerse al día con Jacob y la noche antes de que fuera llegar al lugar de Jacob, Dios le dijo que no dijera nada bueno o malo a Jacob. Parece que Labán tenía la intención de hacer daño a su yerno, porque Dios le advirtió que no lo hiciera. Al parecer, podría haber sido incluso mediante la violencia (el trajo a sus hermanos con saber que era sólo Jacob, su familia y sus criados).
Labán llegó y se enseña a sí mismo como un padre y abuelo herido, al no darle la oportunidad de decirles adiós a sus hijas y nietos. Él dice que él habría dejarlos ir con una fiesta y una celebración (no estoy muy seguro de que Labán lo habría hecho).
Labán le dijo a Jacob acerca de lo que Dios le había dicho y llegó a lo que parece ser el punto de su búsqueda: "¿Dónde están mis dioses?" Labán tiene que proteger a los dioses que lo protegen (se parecen como dioses débiles para mí ¿Qué les parecen?).
¿Qué va a pasar? ¡Siguen leyendo!
31:1Y oía Jacob las palabras de los hijos de Labán, que decían: Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre, y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta riqueza.
31:2 Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como había sido antes.
31:3 También Jehová dijo a Jacob: Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, y yo estaré contigo.
31:4 Envió, pues, Jacob, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas,
31:5 y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo.
31:6 Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre;
31:7 y vuestro padre me ha engañado, y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal.
31:8 Si él decía así: Los pintados serán tu salario, entonces todas las ovejas parían pintados; y si decía así: Los listados serán tu salario; entonces todas las ovejas parían listados.
31:9 Así quitó Dios el ganado de vuestro padre, y me lo dio a mí.
31:10 Y sucedió que al tiempo que las ovejas estaban en celo, alcé yo mis ojos y vi en sueños, y he aquí los machos que cubrían a las hembras eran listados, pintados y abigarrados.
31:11 Y me dijo el ángel de Dios en sueños: Jacob. Y yo dije: Heme aquí.
31:12 Y él dijo: Alza ahora tus ojos, y verás que todos los machos que cubren a las hembras son listados, pintados y abigarrados; porque yo he visto todo lo que Labán te ha hecho.
31:13 Yo soy el Dios de Bet-el, donde tú ungiste la piedra, y donde me hiciste un voto. Levántate ahora y sal de esta tierra, y vuélvete a la tierra de tu nacimiento.
31:14 Respondieron Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?
31:15 ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?
31:16 Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.
Jacob se enteró de los hijos de Labán comentando de la nueva riqueza de Jacob, y vio un cambio de actitud en Labán y su familia. Entonces, el Señor vino a Jacob y confirmó que era hora de irse, de vuelta a la tierra de Canaán. Jacob llamó a sus dos esposas y les explicó cómo su padre le había engañado, como Dios lo había protegido, y que Dios le había dicho que se tenían que ir.
Lea y Raquel estaban de acuerdo en irse. Su padre los había dado a Jacob, y la mayoría de sus riquezas eran de Jacob. Jacob quería asegurarse de que él tenía una familia dispuesta y tuvo precisamente eso.
31:17 Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos,
31:18 y puso en camino todo su ganado, y todo cuanto había adquirido, el ganado de su ganancia que había obtenido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.
31:19 Pero Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.
31:20 Y Jacob engañó a Labán arameo, no haciéndole saber que se iba.
31:21 Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó y pasó el Eufrates, y se dirigió al monte de Galaad.
Jacob reunió a todo lo que era suyo y se fue sin decirle nada a Labán. Raquel robó los ídolos de su padre en el proceso de irse. ¿Por qué es importante esto? Algunos creen que la posesión de estos dioses era prueba de una herencia. Otros simplemente creen que eran dioses de Labán, su protección y seguridad.
¿Son ídolos exclusivamente pedazos de metal o madera que la gente solía inclinarse antes? ¡Por supuesto que no! Un ídolo puede ser cualquier cosa que se pone delante de Dios. Puede ser algo sin vida (televisión, afición, deporte, gimnasio), o algo con la vida (amigos, familiares, incluso usted mismo). Un ídolo puede ser cualquier cosa. El problema es que todo lo que está delante de Dios está en el orden incorrecto de prioridades. Nada es digno de ser alabado (sobre todo a nosotros mismos), y sólo Dios es digno de nuestro primer lugar, y lo mejor posible. ¿Dónde está tu lucha con la idolatría?
31:22 Y al tercer día fue dicho a Labán que Jacob había huido.
31:23 Entonces Labán tomó a sus parientes consigo, y fue tras Jacob camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.
31:24 Y vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
31:25 Alcanzó, pues, Labán a Jacob; y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus parientes en el monte de Galaad.
31:26 Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me engañaste, y has traído a mis hijas como prisioneras de guerra?
31:27 ¿Por qué te escondiste para huir, y me engañaste, y no me lo hiciste saber para que yo te despidiera con alegría y con cantares, con tamborín y arpa?
31:28 Pues ni aun me dejaste besar a mis hijos y mis hijas. Ahora, locamente has hecho.
31:29 Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de tu padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no hables a Jacob descomedidamente.
31:30 Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?
Labán se enteró de que Jacob se había ido con sus hijas, nietos y lo que parece ser más importante para él, sus dioses. Viajó 7 días para ponerse al día con Jacob y la noche antes de que fuera llegar al lugar de Jacob, Dios le dijo que no dijera nada bueno o malo a Jacob. Parece que Labán tenía la intención de hacer daño a su yerno, porque Dios le advirtió que no lo hiciera. Al parecer, podría haber sido incluso mediante la violencia (el trajo a sus hermanos con saber que era sólo Jacob, su familia y sus criados).
Labán llegó y se enseña a sí mismo como un padre y abuelo herido, al no darle la oportunidad de decirles adiós a sus hijas y nietos. Él dice que él habría dejarlos ir con una fiesta y una celebración (no estoy muy seguro de que Labán lo habría hecho).
Labán le dijo a Jacob acerca de lo que Dios le había dicho y llegó a lo que parece ser el punto de su búsqueda: "¿Dónde están mis dioses?" Labán tiene que proteger a los dioses que lo protegen (se parecen como dioses débiles para mí ¿Qué les parecen?).
¿Qué va a pasar? ¡Siguen leyendo!