Génesis 23:1-24:9
23:1 Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.
23:2 Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.
23:3 Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo:
23:4 Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré mi muerta de delante de mí.
A la edad de 127 Sarah murió en Hebrón. Abraham lloró y lamento por ella. Esto nos demuestra su amor sincero por su esposa. También el hablo con sus vecinos para que pudiera comprar una tumba para su esposa.
23:5 Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron:
23:6 Oyenos, señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta.
23:7 Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het,
23:8 y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad de que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo de Zohar,
23:9 para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para posesión de sepultura en medio de vosotros.
23:10 Este Efrón estaba entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en presencia de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo:
23:11 No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta.
23:12 Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra,
23:13 y respondió a Efrón en presencia del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.
23:14 Respondió Efrón a Abraham, diciéndole:
23:15 Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta.
23:16 Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
23:17 Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todos sus contornos,
23:18 como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.
23:19 Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.
23:20 Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het.
Los hititas cercanos lo consideraban un príncipe poderoso. ¡Aquí él tenía una buena reputación! Pidió a sus vecinos por la cueva de Macpela. El propietario utiliza una técnica árabe de venta. Le ofreció la cueva y el campo, con esto el propietario hubiera querido grandes regalos de Abraham, a cambio de ser tan generoso. Abraham le preguntó por el precio total de la cueva y la tierra. Era una cueva llamada Macpela (vamos a escuchar ese nombre otra vez en la historia del tiempo). Abraham pagó el precio completo de 400 siclos de plata (alrededor de $1000) por la tierra y la cueva en la presencia de los hititas en la puerta de la ciudad (que es donde todas las transacciones comerciales iban a tener lugar).
23:1 Fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara.
23:2 Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara, y a llorarla.
23:3 Y se levantó Abraham de delante de su muerta, y habló a los hijos de Het, diciendo:
23:4 Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré mi muerta de delante de mí.
A la edad de 127 Sarah murió en Hebrón. Abraham lloró y lamento por ella. Esto nos demuestra su amor sincero por su esposa. También el hablo con sus vecinos para que pudiera comprar una tumba para su esposa.
23:5 Y respondieron los hijos de Het a Abraham, y le dijeron:
23:6 Oyenos, señor nuestro; eres un príncipe de Dios entre nosotros; en lo mejor de nuestros sepulcros sepulta a tu muerta; ninguno de nosotros te negará su sepulcro, ni te impedirá que entierres tu muerta.
23:7 Y Abraham se levantó, y se inclinó al pueblo de aquella tierra, a los hijos de Het,
23:8 y habló con ellos, diciendo: Si tenéis voluntad de que yo sepulte mi muerta de delante de mí, oídme, e interceded por mí con Efrón hijo de Zohar,
23:9 para que me dé la cueva de Macpela, que tiene al extremo de su heredad; que por su justo precio me la dé, para posesión de sepultura en medio de vosotros.
23:10 Este Efrón estaba entre los hijos de Het; y respondió Efrón heteo a Abraham, en presencia de los hijos de Het, de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, diciendo:
23:11 No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta.
23:12 Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra,
23:13 y respondió a Efrón en presencia del pueblo de la tierra, diciendo: Antes, si te place, te ruego que me oigas. Yo daré el precio de la heredad; tómalo de mí, y sepultaré en ella mi muerta.
23:14 Respondió Efrón a Abraham, diciéndole:
23:15 Señor mío, escúchame: la tierra vale cuatrocientos siclos de plata; ¿qué es esto entre tú y yo? Entierra, pues, tu muerta.
23:16 Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.
23:17 Y quedó la heredad de Efrón que estaba en Macpela al oriente de Mamre, la heredad con la cueva que estaba en ella, y todos los árboles que había en la heredad, y en todos sus contornos,
23:18 como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.
23:19 Después de esto sepultó Abraham a Sara su mujer en la cueva de la heredad de Macpela al oriente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán.
23:20 Y quedó la heredad y la cueva que en ella había, de Abraham, como una posesión para sepultura, recibida de los hijos de Het.
Los hititas cercanos lo consideraban un príncipe poderoso. ¡Aquí él tenía una buena reputación! Pidió a sus vecinos por la cueva de Macpela. El propietario utiliza una técnica árabe de venta. Le ofreció la cueva y el campo, con esto el propietario hubiera querido grandes regalos de Abraham, a cambio de ser tan generoso. Abraham le preguntó por el precio total de la cueva y la tierra. Era una cueva llamada Macpela (vamos a escuchar ese nombre otra vez en la historia del tiempo). Abraham pagó el precio completo de 400 siclos de plata (alrededor de $1000) por la tierra y la cueva en la presencia de los hititas en la puerta de la ciudad (que es donde todas las transacciones comerciales iban a tener lugar).
Abraham todavía confiaba en Dios y en sus promesas, incluso en su vejez, aun cuando su esposa murió. Él confiaba en las promesas de Dios durante toda su vida sin ver nunca el pleno cumplimiento de esas promesas. Nunca vio una nación tomar en toda la tierra que sus ojos podían ver, pero tenía Isaac. Dios le dio lo suficiente como para seguir creyendo, porque Él es infinitamente bueno.
24:1 Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo.
24:2 Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
24:3 y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;
24:4 sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.
24:5 El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste?
24:6 Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá.
24:7 Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.
24:8 Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo.
24:9 Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.
Abraham era viejo (por lo menos 137 años de edad). La Palabra nos dice que él fue bendecido en todos los sentidos. Él llamó a su criado, el que estaba a cargo de todo lo que era de él. Abraham le dijo al siervo que tenía que regresar a la tierra de Abraham (450 millas) para encontrar una esposa para Isaac. El sirviente también tenía que jurar que no traerá una esposa de los cananeos. Abraham no quería una mezcla entre su hijo y las mujeres de la tierra de Canaán que tenían ídolos y que no iban a ser incluidos en la promesa. También había la posibilidad de que una mujer de Canaán lo lleve por mal camino. Esto también mantiene la costumbre que la familia trató de mantener los matrimonios dentro del clan familiar (que incluye a la familia extendida).
El sirviente le preguntó qué el debería hacer si la mujer no quiere venir, y de nuevo Abraham mostró fe en las promesas de Dios en el que no quería que Isaac dejara la tierra de Canaán. Si la mujer no volvería con el siervo, el siervo estaría libre de su juramento, por lo que el siervo juró. Abraham también aseguró al siervo que Dios enviará Su ángel a lo largo de la jornada. El tipo de juramento el criado tomó fue aquella en la que el siervo puso su mano debajo del muslo de su señor, lo que fue una señal de que si el siervo falla, Isaac (la descendencia de Abraham) se vengaría de la infidelidad del criado.
Podemos ver dos destellos de esperanza en este pasaje. En primer lugar es la muerte de Sarah. Algunos podrían preguntar, "¿Cómo puede la muerte de Sarah mostrar algo bueno?" Tenga en cuenta que la enterraron, no cremado. Esto muestra al que lea que Abraham creyó a la vida no terminó ahí, nuestros cuerpos se utilizan para algo más. Abraham enterró el cuerpo de Sarah a pesar de que fue un proceso más complicado y costoso que la cremación. Incluso en estos tiempos antiguos, tenían la esperanza de la “simiente de la mujer” que aplastaría a Satanás y al pecado. Con esta victoria, la muerte sería derrotada y nuestros cuerpos regresaran a su propósito original. El segundo es el progreso de la familia de Abraham, ¡el linaje de la simiente de la mujer estaba progresando!
24:1 Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo.
24:2 Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
24:3 y te juramentaré por Jehová, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo habito;
24:4 sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo Isaac.
24:5 El criado le respondió: Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu hijo a la tierra de donde saliste?
24:6 Y Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá.
24:7 Jehová, Dios de los cielos, que me tomó de la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo.
24:8 Y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo.
24:9 Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.
Abraham era viejo (por lo menos 137 años de edad). La Palabra nos dice que él fue bendecido en todos los sentidos. Él llamó a su criado, el que estaba a cargo de todo lo que era de él. Abraham le dijo al siervo que tenía que regresar a la tierra de Abraham (450 millas) para encontrar una esposa para Isaac. El sirviente también tenía que jurar que no traerá una esposa de los cananeos. Abraham no quería una mezcla entre su hijo y las mujeres de la tierra de Canaán que tenían ídolos y que no iban a ser incluidos en la promesa. También había la posibilidad de que una mujer de Canaán lo lleve por mal camino. Esto también mantiene la costumbre que la familia trató de mantener los matrimonios dentro del clan familiar (que incluye a la familia extendida).
El sirviente le preguntó qué el debería hacer si la mujer no quiere venir, y de nuevo Abraham mostró fe en las promesas de Dios en el que no quería que Isaac dejara la tierra de Canaán. Si la mujer no volvería con el siervo, el siervo estaría libre de su juramento, por lo que el siervo juró. Abraham también aseguró al siervo que Dios enviará Su ángel a lo largo de la jornada. El tipo de juramento el criado tomó fue aquella en la que el siervo puso su mano debajo del muslo de su señor, lo que fue una señal de que si el siervo falla, Isaac (la descendencia de Abraham) se vengaría de la infidelidad del criado.
Podemos ver dos destellos de esperanza en este pasaje. En primer lugar es la muerte de Sarah. Algunos podrían preguntar, "¿Cómo puede la muerte de Sarah mostrar algo bueno?" Tenga en cuenta que la enterraron, no cremado. Esto muestra al que lea que Abraham creyó a la vida no terminó ahí, nuestros cuerpos se utilizan para algo más. Abraham enterró el cuerpo de Sarah a pesar de que fue un proceso más complicado y costoso que la cremación. Incluso en estos tiempos antiguos, tenían la esperanza de la “simiente de la mujer” que aplastaría a Satanás y al pecado. Con esta victoria, la muerte sería derrotada y nuestros cuerpos regresaran a su propósito original. El segundo es el progreso de la familia de Abraham, ¡el linaje de la simiente de la mujer estaba progresando!