Juan 8:12-30
8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
8:13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Jesús estaba todavía en el área del templo Él habló apropiadamente; recuerde que era el tiempo de los Tabernáculos. Este es un tiempo donde habría grandes lámparas ardiendo todas a través del templo. Esto fue cuando Él dijo que Él es la Luz del Mundo.
El mundo está en tinieblas de pecado, muerte, ignorancia y orgullo. El único camino para no seguir al mundo en su condenación es encontrar la luz de la vida. Esta luz no sólo proveerá una salida sino vida. Jesús es esa única vida verdadera. Aquellos que van a Jesús ansían salvación de Su mano. Cuando somos salvos en este mundo andamos a la luz de Jesús, y aunque andemos rodeados por tinieblas, la luz nunca se va.
8:12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
8:13 Entonces los fariseos le dijeron: Tú das testimonio acerca de ti mismo; tu testimonio no es verdadero.
Jesús estaba todavía en el área del templo Él habló apropiadamente; recuerde que era el tiempo de los Tabernáculos. Este es un tiempo donde habría grandes lámparas ardiendo todas a través del templo. Esto fue cuando Él dijo que Él es la Luz del Mundo.
El mundo está en tinieblas de pecado, muerte, ignorancia y orgullo. El único camino para no seguir al mundo en su condenación es encontrar la luz de la vida. Esta luz no sólo proveerá una salida sino vida. Jesús es esa única vida verdadera. Aquellos que van a Jesús ansían salvación de Su mano. Cuando somos salvos en este mundo andamos a la luz de Jesús, y aunque andemos rodeados por tinieblas, la luz nunca se va.
Los Fariseos le dijeron a Jesús que Él sólo estaba tratando de alabarse a sí mismo de modo que lo que dijo no era cierto. La Ley (y la tradición rabínica) requería al menos dos testimonios para que un testimonio sea verdadero. Como ya sabemos los Fariseos dependían de la Ley, era de esperarse que salieran con algún problema.
8:14 Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.
8:15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
8:16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.
8:17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
8:18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.
Jesús era verdadero incluso si él era el único testimonio de Sí mismo. Él sabia que El completo las Escrituras aunque ninguno lo supiera o le preguntara. ¡Interesantemente ninguno podía acusarlo incluso de pecar! Jesús también tuvo al Padre como un testigo. Los Fariseos estaban juzgando por estándares humanos los cuales ni siquiera se acercan a los estándares de Dios. El juicio de Dios es verdadero y justo porque Él es santo y no hay injusticia en Él. Jesús fue enviado por Dios el Padre y Jesús sin embargo se autentico a sí mismo por los milagros, del mismo modo que Moisés y los Profetas (Los líderes principales de los judíos) fueron autentificados por Dios.
8:19 Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.
8:20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
Tomando las palabras de Jesús físicamente (como lo hacían típicamente) Los Fariseos le preguntaron dónde estaba Su Padre, probablemente refiriéndose a un padre físico. Jesús les explicó que ellos no conocían a Su Padre. Jesús siempre muestra una estrecha familiaridad con el Padre. Esto frustraba a las multitudes: ¿Quién pudiera estar tan cerca de Dios? ¡Quizás Dios mismo como la segunda persona de la Trinidad! Jesús dijo esto, y ninguno lo arrestó, porque no era Su tiempo. En una ocasión, él sería arrestado, pero no era esta esa ocasión.
8:21 Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.
8:22 Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
8:23 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
8:24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
Jesús le dijo, que pronoto se iría y que ellos no le hallarían. Ellos pensaban en el sentido físico, ¡pensaban que Él se mataría a si mismo! Ese era el único modo en que ellos pensaron que no le podrían hallar más. Su oportunidad de creer en Él era muy limitada mientras Él estaba allí. Si ellos no le aceptaban como Salvador ellos morirían en sus pecados.
Todos los que son nacidos en esta tierra son del mundo. Nosotros hemos nacido en pecado, y de la gente que nos dio la herencia del pecado. Por eso, cada ser humano tiene pecado entrelazado en su ser y sus acciones. A menos que creamos que Jesús es el Salvador, moriremos en nuestros pecados y cosecharemos las consecuencias (juicio, separación de Dios, y una eternidad en el Infierno).
8:25 Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho.
8:26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo.
8:27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
Ellos le preguntaron a Él de nuevo. Jesús les mencionó que él está hablando contra ellos y los está juzgando. Estoy seguro que Jesús pudiera venir con una enorme lista de las ofensas contra Dios de todos los que estaban presentes, pero Jesús estuvo fiel a la misión en la tierra que el Padre le dio. Por supuesto, los Fariseos no entendían que Jesús estaba hablando de Dios y de parte de Dios como el Único que había sido enviado por Él.
8:28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.
8:29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
8:30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
Para que ellos pudieran creer más tarde, Jesús dio una profecía de Si mismo. Él sería levantado o crucificado. Jesús dio una profecía de Si mismo y por supuesto como veremos, ¡así sucedió en verdad! También, El afirmo que él estaba siguiendo los mandamientos del Padre. El estaba con Jesús y Jesús siempre hizo lo que le agradaba a El. ¡Afirmó que Dios mismo estaba con El! Debemos recordar también que Jesús era Dios y hombre. Cómo Él habló estas poderosas verdades, muchos creyeron en Él.
¿Tenemos a Dios o a Jesús en el centro de lo que hacemos? ¿Actuamos a través del día agradándolo a Él? Reconozco que no cumplo eso en cada momento del día. Pero Jesús era el Dios-hombre, el único sacrificio perfecto por toda la humanidad. Esforzarse para tener a Dios al frente de nuestras mentes y decisiones es difícil, pero vale la pena, si esto agrada y glorifica a Dios. ¿Empezarás o continuarás tratando de hacer esto?
8:14 Respondió Jesús y les dijo: Aunque yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo, ni a dónde voy.
8:15 Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie.
8:16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el que me envió, el Padre.
8:17 Y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero.
8:18 Yo soy el que doy testimonio de mí mismo, y el Padre que me envió da testimonio de mí.
Jesús era verdadero incluso si él era el único testimonio de Sí mismo. Él sabia que El completo las Escrituras aunque ninguno lo supiera o le preguntara. ¡Interesantemente ninguno podía acusarlo incluso de pecar! Jesús también tuvo al Padre como un testigo. Los Fariseos estaban juzgando por estándares humanos los cuales ni siquiera se acercan a los estándares de Dios. El juicio de Dios es verdadero y justo porque Él es santo y no hay injusticia en Él. Jesús fue enviado por Dios el Padre y Jesús sin embargo se autentico a sí mismo por los milagros, del mismo modo que Moisés y los Profetas (Los líderes principales de los judíos) fueron autentificados por Dios.
8:19 Ellos le dijeron: ¿Dónde está tu Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me conocieseis, también a mi Padre conoceríais.
8:20 Estas palabras habló Jesús en el lugar de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.
Tomando las palabras de Jesús físicamente (como lo hacían típicamente) Los Fariseos le preguntaron dónde estaba Su Padre, probablemente refiriéndose a un padre físico. Jesús les explicó que ellos no conocían a Su Padre. Jesús siempre muestra una estrecha familiaridad con el Padre. Esto frustraba a las multitudes: ¿Quién pudiera estar tan cerca de Dios? ¡Quizás Dios mismo como la segunda persona de la Trinidad! Jesús dijo esto, y ninguno lo arrestó, porque no era Su tiempo. En una ocasión, él sería arrestado, pero no era esta esa ocasión.
8:21 Otra vez les dijo Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros no podéis venir.
8:22 Decían entonces los judíos: ¿Acaso se matará a sí mismo, que dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir?
8:23 Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
8:24 Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis.
Jesús le dijo, que pronoto se iría y que ellos no le hallarían. Ellos pensaban en el sentido físico, ¡pensaban que Él se mataría a si mismo! Ese era el único modo en que ellos pensaron que no le podrían hallar más. Su oportunidad de creer en Él era muy limitada mientras Él estaba allí. Si ellos no le aceptaban como Salvador ellos morirían en sus pecados.
Todos los que son nacidos en esta tierra son del mundo. Nosotros hemos nacido en pecado, y de la gente que nos dio la herencia del pecado. Por eso, cada ser humano tiene pecado entrelazado en su ser y sus acciones. A menos que creamos que Jesús es el Salvador, moriremos en nuestros pecados y cosecharemos las consecuencias (juicio, separación de Dios, y una eternidad en el Infierno).
8:25 Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Entonces Jesús les dijo: Lo que desde el principio os he dicho.
8:26 Muchas cosas tengo que decir y juzgar de vosotros; pero el que me envió es verdadero; y yo, lo que he oído de él, esto hablo al mundo.
8:27 Pero no entendieron que les hablaba del Padre.
Ellos le preguntaron a Él de nuevo. Jesús les mencionó que él está hablando contra ellos y los está juzgando. Estoy seguro que Jesús pudiera venir con una enorme lista de las ofensas contra Dios de todos los que estaban presentes, pero Jesús estuvo fiel a la misión en la tierra que el Padre le dio. Por supuesto, los Fariseos no entendían que Jesús estaba hablando de Dios y de parte de Dios como el Único que había sido enviado por Él.
8:28 Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.
8:29 Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.
8:30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.
Para que ellos pudieran creer más tarde, Jesús dio una profecía de Si mismo. Él sería levantado o crucificado. Jesús dio una profecía de Si mismo y por supuesto como veremos, ¡así sucedió en verdad! También, El afirmo que él estaba siguiendo los mandamientos del Padre. El estaba con Jesús y Jesús siempre hizo lo que le agradaba a El. ¡Afirmó que Dios mismo estaba con El! Debemos recordar también que Jesús era Dios y hombre. Cómo Él habló estas poderosas verdades, muchos creyeron en Él.
¿Tenemos a Dios o a Jesús en el centro de lo que hacemos? ¿Actuamos a través del día agradándolo a Él? Reconozco que no cumplo eso en cada momento del día. Pero Jesús era el Dios-hombre, el único sacrificio perfecto por toda la humanidad. Esforzarse para tener a Dios al frente de nuestras mentes y decisiones es difícil, pero vale la pena, si esto agrada y glorifica a Dios. ¿Empezarás o continuarás tratando de hacer esto?