Juan 7:37-8:11
7:37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
La Fiesta de los Tabernáculos tenía muchos rituales. Uno de ellos fue que un sacerdote iba a la fuente de Gión y llenaba una jarra de oro con agua de la fuente mientras la gente cantaba Isaías 12:3, entonces el sacerdote pondría el agua en el altar. Esto debería haber recordado al pueblo cuando sus ancestros recibieron agua de la roca en el desierto después de su éxodo de Egipto.
En el último día de la fiesta, Jesús les gritó a todos. Si alguno está sediento, nuestra sed puede ser satisfecha si venimos a Él. ¿Se refiere esto a nuestra sed física? ¡No! Naturalmente buscamos algo por lo cual vivir, algo para glorificar o adorar. Hay mucho en nosotros que nos indica que nos encontramos a nosotros mismos sin propósito o sedientos. Si venimos a Jesús con esta sed Él nos dará el Espíritu Santo. ¡Ésto es Dios morando en nosotros! Este es el único medio para satisfacer esta sed. No sólo la satisface sino que mucha agua empieza a fluir de allí que dice que será como una fuente de agua viva. Este fue el Consolador que Jesús nos prometió que vendría después de su muerte y resurrección. El Espíritu Santo (como veremos a través de las Escrituras) hace mucho por el creyente y aun por el incrédulo.
7:40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
7:41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?
7:42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
7:43 Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él.
7:44 Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano
Esto lleva a muchos a creer que quizás Jesús era el Mesías, otros que Él era el Cristo esperado, y aun otros que él sólo era una persona normal porque Él era de Galilea (Él creció en Galilea pero nació en Belén). Esto ocasionó una división entre la multitud; algunos incluso buscaban arrestarlo, pero ninguno puso un dedo sobre Él.
7:45 Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?
7:46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
Los oficiales que fueron enviados para encontrar a Jesús y regresaron a los sacerdotes sin Él usando la simple excusa que ninguno podría hablar como Él. Esto significa probablemente que Él los asombró o quizás ellos empezaron a creer en Él.
7:47 Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados?
7:48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
7:49 Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es.
Los Fariseos regresaron la respuesta llamando a los guardias y a la gente tontos. En ocasiones pienso ¿cuál sería la falta que la multitud no conocian la Ley como ellos afirmaban? ¿Eso no era responsabilidad de los Fariseos o los Maestros de la Ley? Pero ellos estaban ciegos, posiblemente por celo o orgullo o hambre de poder o algún otro pecado. ¡Sabemos que muchos tan llamados gente religiosa están tan metidos en su religión que olvidan analizar si su religión es verdad! ¡Qué vergüenza!; ellos tienen las Escrituras que profetiza de Jesús en las puntas de sus dedos, y aun no toman ventaja de lo que tienen.
7:50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos:
7:51 ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?
7:52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.
Nicodemo (de Juan 3) les dice a los otros que ellos nos estaban para condenar a un hombre sin oír lo que el tiene que decir. Interesantemente Nicodemo lo había oído a El, pero no hay evidencia que él mencionó esto a alguno. Los Fariseos solo le mostraron fastidio y continuaron en sus actividades religiosas. ¡Qué triste! Ellos estaban listos tirando sus propias tradiciones y lejos en su celo.
La siguiente sección, 7:53-8:11, es una sección interesante. No se encuentra en los manuscritos más antiguos. En los más tardíos (toda avia muy tempranos) se han encontrado diferentes lugares en los Evangelios. Esto probablemente no estaba en el manuscrito original de Juan. Esto pudo haber pasado oralmente por la gente e insertado parta preservar la historia. ¿Por qué insertarlo? Como mi profesor lo ha dicho, “Esto suena parecido a mi Jesús.” Es muy importante notar que esta sección no sostiene una doctrina importante sobre la cual dependa la Biblia. Aun si esto no es inspirado, esto no afecta la Escritura y esta será una buena leyenda para leer. Sólo hay otro pasaje semejante a este en la Escritura y es Marcos 16:9 al final del capítulo. Todo el resto de las Escrituras ha sido encontrado en los manuscritos antiguos.
7:53 Cada uno se fue a su casa;
8:1 y Jesús se fue al monte de los Olivos.
8:2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
8:4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
8:5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
8:6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
Jesús vino al Monte de los Olivos y regresó al templo. Allí él estaba enseñando a algunas personas, cuando los Fariseos trajeron otra “prueba” para Jesús. Ellos le trajeron una mujer que había sido captada en adulterio y le preguntaban qué era lo que tenían que hacer con ella ya que la Ley requería que ella fuera apedreada. Él empezó ignorando la cuestión y empezó escribir en el suelo.
8:7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Ellos presionaron a Jesús hasta que Él respondió, “Cualquiera que esté sin pecado puede tirar la primera piedra.” ¡Qué tremendo! ¿Haces esto en tu vida? ¿Tiras piedras, chismes y difamación sobre otros cuando tu mismo tienes pecado en tu corazón? Ahora es el tiempo de arrepentirse de eso y buscar paz con tu hermano o hermana. Muchas veces vemos el pecado del otro y olvidamos cuan obscenos somos. Recuerda que tú eres un pecador igual como todas otras personas en el mundo. Tú eres digno del Infierno por poco o mucho como una persona no salva; la única diferencia entre una persona no salva y una salva es Jesús.
7:37 En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
La Fiesta de los Tabernáculos tenía muchos rituales. Uno de ellos fue que un sacerdote iba a la fuente de Gión y llenaba una jarra de oro con agua de la fuente mientras la gente cantaba Isaías 12:3, entonces el sacerdote pondría el agua en el altar. Esto debería haber recordado al pueblo cuando sus ancestros recibieron agua de la roca en el desierto después de su éxodo de Egipto.
En el último día de la fiesta, Jesús les gritó a todos. Si alguno está sediento, nuestra sed puede ser satisfecha si venimos a Él. ¿Se refiere esto a nuestra sed física? ¡No! Naturalmente buscamos algo por lo cual vivir, algo para glorificar o adorar. Hay mucho en nosotros que nos indica que nos encontramos a nosotros mismos sin propósito o sedientos. Si venimos a Jesús con esta sed Él nos dará el Espíritu Santo. ¡Ésto es Dios morando en nosotros! Este es el único medio para satisfacer esta sed. No sólo la satisface sino que mucha agua empieza a fluir de allí que dice que será como una fuente de agua viva. Este fue el Consolador que Jesús nos prometió que vendría después de su muerte y resurrección. El Espíritu Santo (como veremos a través de las Escrituras) hace mucho por el creyente y aun por el incrédulo.
7:40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.
7:41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo?
7:42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
7:43 Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él.
7:44 Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano
Esto lleva a muchos a creer que quizás Jesús era el Mesías, otros que Él era el Cristo esperado, y aun otros que él sólo era una persona normal porque Él era de Galilea (Él creció en Galilea pero nació en Belén). Esto ocasionó una división entre la multitud; algunos incluso buscaban arrestarlo, pero ninguno puso un dedo sobre Él.
7:45 Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído?
7:46 Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
Los oficiales que fueron enviados para encontrar a Jesús y regresaron a los sacerdotes sin Él usando la simple excusa que ninguno podría hablar como Él. Esto significa probablemente que Él los asombró o quizás ellos empezaron a creer en Él.
7:47 Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados?
7:48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
7:49 Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es.
Los Fariseos regresaron la respuesta llamando a los guardias y a la gente tontos. En ocasiones pienso ¿cuál sería la falta que la multitud no conocian la Ley como ellos afirmaban? ¿Eso no era responsabilidad de los Fariseos o los Maestros de la Ley? Pero ellos estaban ciegos, posiblemente por celo o orgullo o hambre de poder o algún otro pecado. ¡Sabemos que muchos tan llamados gente religiosa están tan metidos en su religión que olvidan analizar si su religión es verdad! ¡Qué vergüenza!; ellos tienen las Escrituras que profetiza de Jesús en las puntas de sus dedos, y aun no toman ventaja de lo que tienen.
7:50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos:
7:51 ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho?
7:52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta.
Nicodemo (de Juan 3) les dice a los otros que ellos nos estaban para condenar a un hombre sin oír lo que el tiene que decir. Interesantemente Nicodemo lo había oído a El, pero no hay evidencia que él mencionó esto a alguno. Los Fariseos solo le mostraron fastidio y continuaron en sus actividades religiosas. ¡Qué triste! Ellos estaban listos tirando sus propias tradiciones y lejos en su celo.
La siguiente sección, 7:53-8:11, es una sección interesante. No se encuentra en los manuscritos más antiguos. En los más tardíos (toda avia muy tempranos) se han encontrado diferentes lugares en los Evangelios. Esto probablemente no estaba en el manuscrito original de Juan. Esto pudo haber pasado oralmente por la gente e insertado parta preservar la historia. ¿Por qué insertarlo? Como mi profesor lo ha dicho, “Esto suena parecido a mi Jesús.” Es muy importante notar que esta sección no sostiene una doctrina importante sobre la cual dependa la Biblia. Aun si esto no es inspirado, esto no afecta la Escritura y esta será una buena leyenda para leer. Sólo hay otro pasaje semejante a este en la Escritura y es Marcos 16:9 al final del capítulo. Todo el resto de las Escrituras ha sido encontrado en los manuscritos antiguos.
7:53 Cada uno se fue a su casa;
8:1 y Jesús se fue al monte de los Olivos.
8:2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
8:3 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
8:4 le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
8:5 Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
8:6 Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
Jesús vino al Monte de los Olivos y regresó al templo. Allí él estaba enseñando a algunas personas, cuando los Fariseos trajeron otra “prueba” para Jesús. Ellos le trajeron una mujer que había sido captada en adulterio y le preguntaban qué era lo que tenían que hacer con ella ya que la Ley requería que ella fuera apedreada. Él empezó ignorando la cuestión y empezó escribir en el suelo.
8:7 Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Ellos presionaron a Jesús hasta que Él respondió, “Cualquiera que esté sin pecado puede tirar la primera piedra.” ¡Qué tremendo! ¿Haces esto en tu vida? ¿Tiras piedras, chismes y difamación sobre otros cuando tu mismo tienes pecado en tu corazón? Ahora es el tiempo de arrepentirse de eso y buscar paz con tu hermano o hermana. Muchas veces vemos el pecado del otro y olvidamos cuan obscenos somos. Recuerda que tú eres un pecador igual como todas otras personas en el mundo. Tú eres digno del Infierno por poco o mucho como una persona no salva; la única diferencia entre una persona no salva y una salva es Jesús.
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8:9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Todos los acusadores se retiraron una a uno empezando con los más viejos. Jesús le dijo al mujer que se fuera, pero le dijo que no peca más. A nosotros nos da el mismo mandamiento. Si somos salvos y estamos bajo Su verdad somos llamados a seguir Su Palabra; no somos llamados a pecar más. ¿Vamos a pecar? Seguramente, pero más bien continuemos esforzándonos por ser más semejantes a nuestro Señor y por agradarlo a Él.
8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.
Todos los acusadores se retiraron una a uno empezando con los más viejos. Jesús le dijo al mujer que se fuera, pero le dijo que no peca más. A nosotros nos da el mismo mandamiento. Si somos salvos y estamos bajo Su verdad somos llamados a seguir Su Palabra; no somos llamados a pecar más. ¿Vamos a pecar? Seguramente, pero más bien continuemos esforzándonos por ser más semejantes a nuestro Señor y por agradarlo a Él.