Juan 4:7-30
4:7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
4:8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Los discípulos dejaron a Jesús en el pozo para encontrar comida. Jesús habló a una mujer marginada en el pozo y le pidió de beber. La mujer Samaritana estaba asombrada. Ella sabía que ella era una Samaritana, lo cual significa que era odiada por Judíos. Ella también sabía su pasado, por lo cual ella es una persona marginada allí. (Veremos su pasado en un segundo.) Ella no tiene un siervo que tome el agua del pozo para ella lo cual indica que también debió ser pobre. Ella también era una mujer, lo que significa que ella era vista automáticamente como un ciudadano de segunda clase en ese tiempo. Los Samaritanos eran aborrecidos por los judíos que ellos ni aun tocaban sus platillos o vajillas. De hecho en 66 D.C. había una ley rabínica que no permitía que los judíos tocaran a una mujer samaritana porque ellas estaban menstruando continuamente y así estaban siempre impuras. Esta es una mentira obvia; ellos solo buscaban una excusa para odiar a los Samaritanos aún más.
4:10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
4:11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
4:12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
¡Jesús le dice a ella que si ella supiera quién era Él, ella le estaría pidiendo agua viviente! Esta agua viviente podría significar en el sentido físico agua que está fluyendo, sentido en el que por supuesto lo tomó la mujer Samaritana. Ella estaba asombrada y empezó a preguntarle si Él era más grande que Jacob.
4:13 Respondió Jesús y le dijo:Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Jesús más adelante desarrollo lo que esta “agua viviente” significa. ¡Significa el Espíritu Santo (Jeremías 2:13; Zacarías 14:8; Juan 7:38-39)! El Espíritu Santo es el Único que tiene el potencial de completamente satisfacer nuestra sed espiritual. De hecho como el versículo lo declara, este viene a ser una fuente que desborda con agua viviente. ¡Cuando tu recibes al Espíritu Santo (esto le sucede a cada persona que es salva) tu tienes esta llenura que simplemente se desborda! ¡Deseas decir a todo mundo de este maravilloso conocimiento de ser liberado! De conocer a Dios porque Él está contigo. Del pozo que Jesús habló trae la salvación.
4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
4:16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
4:17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
4:18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Jesús como divino humano, le pidió a la mujer que le hablara a su esposo. Él le sacó su pecado, en frente de ella: ¡ella había sido esposa de cinco maridos! ¡También la persona que estaba con ella era su marido! Ella estaba viviendo en pecado y Jesús trajo eso a la luz. Él hizo que ella conociera su propia necesidad de esta agua viviente, su necesidad de salvación.
4:19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
4:20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
4:22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
La mujer Samaritana supo que Él era diferente porque ella le llamó a Él profeta (lo que coincide con la visión del Antiguo Testamento) pero yo estoy seguro que ella buscaba dejar de enfocarse en su vida. La mujer samaritana inmediatamente intentó cambiar el tema. Ella trató dejar de enfocarse en ella y enfocarse en un tema en el que los Judíos y Samaritanos siempre habían peleado: ¿Dónde es el lugar correcto para adorar a Dios? (básicamente cuestiones técnicas).
Jesús tiernamente respondió a su interés. Ella le aseguró que los judíos estaban en lo correcto en su argumento y que la salvación vendría de ellos, PERO una hora estaba por venir donde la lugar no importaría ya más. Ese tiempo sería después de Su muerte por el mundo. Ese tiempo es ahora. Podemos adorar a Dios en cualquier lugar que nos plazca, pero hay dos condiciones: espíritu y verdad. Adorar en verdad significa una adoración que está basada en la Biblia- o en Jesús. Estas son las únicas verdades absolutas que nosotros tenemos acerca de la adoración. Adorar en Espíritu significa que estamos para envolver nuestras emociones. Adorar a Dios debería envolver todo nuestro ser. Recuerde que aquellos que adoren son los que han “nacido de nuevo” (¿recuerda Juan 3?) Somos nuevas creaturas espiritualmente, no más espiritualmente muertos. Esto puede significar adorar en el espíritu de uno; acuérdese, su usted fue salvo, todos estamos adorando al mismo Dios, el Único digno de adoración.
Finalmente vemos a Jesús revelando un atributo importante de Dios: Él es Espíritu. Él es diferente de lo que somos los seres humanos. Esto demuestra que Dios es invisible y no está encerrado en un lugar, como están las creaturas. Él está en todos los lugares; Él no está confinado por el tiempo y por el espacio como lo estamos nosotros. ¡Que Dios tan Asombroso!
4:25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
4:26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.
4:27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué peguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
4:28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
4:29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
4:30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
La mujer supo que ellos estaban esperando al Mesías, de modo que ella dejó que Jesús supiera que ella estaba esperando por ese Mesías. Jesús confirmó y mostró de acuerdo a su interés que Él era el Mesías. ¡El Cristo había llegado!
4:7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.
4:8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Los discípulos dejaron a Jesús en el pozo para encontrar comida. Jesús habló a una mujer marginada en el pozo y le pidió de beber. La mujer Samaritana estaba asombrada. Ella sabía que ella era una Samaritana, lo cual significa que era odiada por Judíos. Ella también sabía su pasado, por lo cual ella es una persona marginada allí. (Veremos su pasado en un segundo.) Ella no tiene un siervo que tome el agua del pozo para ella lo cual indica que también debió ser pobre. Ella también era una mujer, lo que significa que ella era vista automáticamente como un ciudadano de segunda clase en ese tiempo. Los Samaritanos eran aborrecidos por los judíos que ellos ni aun tocaban sus platillos o vajillas. De hecho en 66 D.C. había una ley rabínica que no permitía que los judíos tocaran a una mujer samaritana porque ellas estaban menstruando continuamente y así estaban siempre impuras. Esta es una mentira obvia; ellos solo buscaban una excusa para odiar a los Samaritanos aún más.
4:10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.
4:11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?
4:12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?
¡Jesús le dice a ella que si ella supiera quién era Él, ella le estaría pidiendo agua viviente! Esta agua viviente podría significar en el sentido físico agua que está fluyendo, sentido en el que por supuesto lo tomó la mujer Samaritana. Ella estaba asombrada y empezó a preguntarle si Él era más grande que Jacob.
4:13 Respondió Jesús y le dijo:Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;
4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
Jesús más adelante desarrollo lo que esta “agua viviente” significa. ¡Significa el Espíritu Santo (Jeremías 2:13; Zacarías 14:8; Juan 7:38-39)! El Espíritu Santo es el Único que tiene el potencial de completamente satisfacer nuestra sed espiritual. De hecho como el versículo lo declara, este viene a ser una fuente que desborda con agua viviente. ¡Cuando tu recibes al Espíritu Santo (esto le sucede a cada persona que es salva) tu tienes esta llenura que simplemente se desborda! ¡Deseas decir a todo mundo de este maravilloso conocimiento de ser liberado! De conocer a Dios porque Él está contigo. Del pozo que Jesús habló trae la salvación.
4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla.
4:16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá.
4:17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido;
4:18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Jesús como divino humano, le pidió a la mujer que le hablara a su esposo. Él le sacó su pecado, en frente de ella: ¡ella había sido esposa de cinco maridos! ¡También la persona que estaba con ella era su marido! Ella estaba viviendo en pecado y Jesús trajo eso a la luz. Él hizo que ella conociera su propia necesidad de esta agua viviente, su necesidad de salvación.
4:19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.
4:20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
4:22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.
4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
La mujer Samaritana supo que Él era diferente porque ella le llamó a Él profeta (lo que coincide con la visión del Antiguo Testamento) pero yo estoy seguro que ella buscaba dejar de enfocarse en su vida. La mujer samaritana inmediatamente intentó cambiar el tema. Ella trató dejar de enfocarse en ella y enfocarse en un tema en el que los Judíos y Samaritanos siempre habían peleado: ¿Dónde es el lugar correcto para adorar a Dios? (básicamente cuestiones técnicas).
Jesús tiernamente respondió a su interés. Ella le aseguró que los judíos estaban en lo correcto en su argumento y que la salvación vendría de ellos, PERO una hora estaba por venir donde la lugar no importaría ya más. Ese tiempo sería después de Su muerte por el mundo. Ese tiempo es ahora. Podemos adorar a Dios en cualquier lugar que nos plazca, pero hay dos condiciones: espíritu y verdad. Adorar en verdad significa una adoración que está basada en la Biblia- o en Jesús. Estas son las únicas verdades absolutas que nosotros tenemos acerca de la adoración. Adorar en Espíritu significa que estamos para envolver nuestras emociones. Adorar a Dios debería envolver todo nuestro ser. Recuerde que aquellos que adoren son los que han “nacido de nuevo” (¿recuerda Juan 3?) Somos nuevas creaturas espiritualmente, no más espiritualmente muertos. Esto puede significar adorar en el espíritu de uno; acuérdese, su usted fue salvo, todos estamos adorando al mismo Dios, el Único digno de adoración.
Finalmente vemos a Jesús revelando un atributo importante de Dios: Él es Espíritu. Él es diferente de lo que somos los seres humanos. Esto demuestra que Dios es invisible y no está encerrado en un lugar, como están las creaturas. Él está en todos los lugares; Él no está confinado por el tiempo y por el espacio como lo estamos nosotros. ¡Que Dios tan Asombroso!
4:25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas.
4:26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.
4:27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué peguntas? o, ¿Qué hablas con ella?
4:28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
4:29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
4:30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.
La mujer supo que ellos estaban esperando al Mesías, de modo que ella dejó que Jesús supiera que ella estaba esperando por ese Mesías. Jesús confirmó y mostró de acuerdo a su interés que Él era el Mesías. ¡El Cristo había llegado!
Los discípulos arribaron y estaban en shock de que su maestro estuviera hablando a una mujer samaritana, pero ninguno de ellos le dijo ni una palabra contra él. La mujer terminó siendo una testigo maravillosa por Cristo. Ella estaba tan emocionada que olvidó su jarra de agua y vino a la ciudad y le dijo a cada uno de Jesús. Ellos estaban tan convencidos que todos ellos dejaron lo que estaban haciendo y vinieron para ver esta maravilla.
Este pasaje es una de las razones por las que Jesús no puede ser considerado sólo un “buen maestro” como muchos lo califican. ¡Él afirmó ser Dios! Él puede solo ser una de las tres opciones: a) un lunático, b) una leyenda de Dios encarnado, o la tercera c) mi humilde (pero correcta) opinión es que Él es la salvación para todos los hombres, nuestra esperanza por la eternidad, nuestro gozo en la vida y nuestro amor por toda la eternidad. Él es el único y verdadero Mesías que vino a salvarnos de un lugar donde nunca podremos salvarnos a nosotros mismos! Él es maravilloso y digno de toda nuestra alabanza y de nuestra devoción!
Este pasaje es una de las razones por las que Jesús no puede ser considerado sólo un “buen maestro” como muchos lo califican. ¡Él afirmó ser Dios! Él puede solo ser una de las tres opciones: a) un lunático, b) una leyenda de Dios encarnado, o la tercera c) mi humilde (pero correcta) opinión es que Él es la salvación para todos los hombres, nuestra esperanza por la eternidad, nuestro gozo en la vida y nuestro amor por toda la eternidad. Él es el único y verdadero Mesías que vino a salvarnos de un lugar donde nunca podremos salvarnos a nosotros mismos! Él es maravilloso y digno de toda nuestra alabanza y de nuestra devoción!