Juan 4:31-54
4:31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
4:32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
4:33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?
4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
4:35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
4:36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
4:37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
4:38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Los discípulos regresaron de comprar su comida al pozo donde Jesús acaba de hablar con la mujer Samaritano. Ella acaba de partir para decirle a la ciudad de cuán grande era Jesús. Los discípulos urgieron a Jesús para que comiera, pero Él contesto que él tenía comida de la cual ellos no conocían. Por supuesto que los discípulos pensaban de la comida física y empezaron a pensar que quién pudo haber traído a Él comida. Jesús cerró su curiosidad explicando lo que él quería decir; Su comida era hacer la obra de Dios. ¿Puedes sentir su emoción cuando las vidas de otros están siendo salvadas? ¡Esto era más importante para él que Su comida!
Jesús nos da un ejemplo del uno que siembra y el que cosecha. Este era el tiempo de estar cosechando vidas por las que ellos no hubieron trabajado. En este tiempo ellos deberían estar cosechando. Jesús había dejado la semilla en toda esa gente. Quien era “toda esa gente”? Lo veremos en el siguiente versículo. El punto es que necesitamos estar preparados para trabajar para Dios, no importa en qué capacidad, necesitamos estar ocupados por su reino. Necesitamos extender la salvación a tantos como podamos antes que ellos se hundan en el camino hacia un infierno eterno.
4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
4:40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.
4:41 Y creyeron muchos más por la palabra de él,
4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Mucha gente de la ciudad vino a Jesús y creyeron en él. Creyeron a causa de las palabras de la mujer Samaritana. El estuvo allí dos días más y más creyeron en Sus Palabras. Ellos vinieron a creer en Dios porque ellos lo vieron a Él por sí mismos. Esta mujer se convirtió en una testigo maravillosa por el Hijo de Dios. Mucha gente de la ciudad fueron convertidos a causa del su testimonio. ¿Cómo es su testimonio? ¿Estás emocionado por la verdad? ¿Estás más emocionado por escuchar de la Palabra de Dios o por la siguiente película? ¿O el siguiente episodio de tu Show de televisión favorito? O el siguiente sencillo de tu artista favorito? ¿Dónde está enfocada tu emoción? Deja que esté en Dios y esparcir Su Gloria, ¡y experimenta Su gozo!
4:43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea.
4:44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.
4:45 Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta.
De Samaria, Jesús y Sus discípulos dejaron al norte para ir a Galilea. Jesús dijo antes de que el arribara en la provincia que un profeta no tiene honra en Su tierra. Esto quizás nos da una ventana hacia el conocimiento de Dios de los corazones de la gente. Nosotros sabemos Galilea lo recibió con una fiesta. Esto parece que lo recibieron bien, pero muchos han visto lo que hubo sucedido en Jerusalén y los milagros que él hubo realizado. Quizás ellos estaban buscando al Sanador y no al Mesías. Esto podría también querer decir que ellos un día lo rechazarían. La gente de Galilea trató de matarlo en Lucas 4, pero ultimadamente todo Israel lo rechazaría en la crucifixión.
4:46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
4:47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir
Jesús vino a Caná donde realizó su primer milagro. Allí había un oficial real cuyo hijo estaba enfermo en otra ciudad llamada Capernaum cerca de 32 ó 40 Kilómetros de distancia, lo mismo que 20 o 25 millas. Él buscó a Jesús para que sanara a su hijo, porque él sabía que su hijo moriría pronto.
4:48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
4:49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
4:50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
4:51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
4:52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.
4:53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
4:54 Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.
Jesús les dijo a todos los presentes, que ellos solo creerían con milagros. Una fe que es edificada sobre la vista, es decir viendo milagros, tarde o temprano se viene abajo. Necesitamos fe para creer en Dios (especialmente ahora). Dios ha revelado lo suficiente para que podamos creer en Él, pero también lo suficiente para que necesitamos tomar ese paso de fe.
El oficial le habló a Jesús y le pidió que salvara a su hijo. Jesús le dijo al oficial, “Vete a casa, tu hijo ha sanado.” ¡Jesús sanó al muchacho de la ciudad de Caná! Cuando el oficial regresó, halló que su hijo había sanado instantáneamente y cuando él retrocedió en el tiempo, su hijo había sanado cuando Jesús dijo Sus palabras de su hijo. Cuando él reconoció esto, él y todos los de su casa creyeron en Jesús. Esta es llamada la segunda señal por Juan ¡y con buena razón! Su sanidad de Dios no es limitada por el espacio, o el conocimiento. ¡Él sanó a un muchacho a 20 millas de distancia! ¡No solo eso, sino Jesús sabía acerca de cuándo el muchacho fue sanado. Lo que significa es que sus conocimientos no son limitados por la distancia!
La primera señal (convertir el agua en vino) mostró que él era Dios sobre el tiempo. La segunda señal nos mostró que él es Dios sobre el espacio. El Dios a quien servimos es el Dios que tiene el control sobre el tiempo y el espacio. Yo se que este pensamiento hace que todos mis problemas parezcan muy pequeños, cuando los comparamos con un Dios maravilloso. ¿Qué hace este conocimiento con tus circunstancias?
4:31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come.
4:32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.
4:33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer?
4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.
4:35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
4:36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
4:37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega.
4:38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores.
Los discípulos regresaron de comprar su comida al pozo donde Jesús acaba de hablar con la mujer Samaritano. Ella acaba de partir para decirle a la ciudad de cuán grande era Jesús. Los discípulos urgieron a Jesús para que comiera, pero Él contesto que él tenía comida de la cual ellos no conocían. Por supuesto que los discípulos pensaban de la comida física y empezaron a pensar que quién pudo haber traído a Él comida. Jesús cerró su curiosidad explicando lo que él quería decir; Su comida era hacer la obra de Dios. ¿Puedes sentir su emoción cuando las vidas de otros están siendo salvadas? ¡Esto era más importante para él que Su comida!
Jesús nos da un ejemplo del uno que siembra y el que cosecha. Este era el tiempo de estar cosechando vidas por las que ellos no hubieron trabajado. En este tiempo ellos deberían estar cosechando. Jesús había dejado la semilla en toda esa gente. Quien era “toda esa gente”? Lo veremos en el siguiente versículo. El punto es que necesitamos estar preparados para trabajar para Dios, no importa en qué capacidad, necesitamos estar ocupados por su reino. Necesitamos extender la salvación a tantos como podamos antes que ellos se hundan en el camino hacia un infierno eterno.
4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho.
4:40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días.
4:41 Y creyeron muchos más por la palabra de él,
4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.
Mucha gente de la ciudad vino a Jesús y creyeron en él. Creyeron a causa de las palabras de la mujer Samaritana. El estuvo allí dos días más y más creyeron en Sus Palabras. Ellos vinieron a creer en Dios porque ellos lo vieron a Él por sí mismos. Esta mujer se convirtió en una testigo maravillosa por el Hijo de Dios. Mucha gente de la ciudad fueron convertidos a causa del su testimonio. ¿Cómo es su testimonio? ¿Estás emocionado por la verdad? ¿Estás más emocionado por escuchar de la Palabra de Dios o por la siguiente película? ¿O el siguiente episodio de tu Show de televisión favorito? O el siguiente sencillo de tu artista favorito? ¿Dónde está enfocada tu emoción? Deja que esté en Dios y esparcir Su Gloria, ¡y experimenta Su gozo!
4:43 Dos días después, salió de allí y fue a Galilea.
4:44 Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.
4:45 Cuando vino a Galilea, los galileos le recibieron, habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén, en la fiesta; porque también ellos habían ido a la fiesta.
De Samaria, Jesús y Sus discípulos dejaron al norte para ir a Galilea. Jesús dijo antes de que el arribara en la provincia que un profeta no tiene honra en Su tierra. Esto quizás nos da una ventana hacia el conocimiento de Dios de los corazones de la gente. Nosotros sabemos Galilea lo recibió con una fiesta. Esto parece que lo recibieron bien, pero muchos han visto lo que hubo sucedido en Jerusalén y los milagros que él hubo realizado. Quizás ellos estaban buscando al Sanador y no al Mesías. Esto podría también querer decir que ellos un día lo rechazarían. La gente de Galilea trató de matarlo en Lucas 4, pero ultimadamente todo Israel lo rechazaría en la crucifixión.
4:46 Vino, pues, Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Y había en Capernaum un oficial del rey, cuyo hijo estaba enfermo.
4:47 Este, cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea, vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo, que estaba a punto de morir
Jesús vino a Caná donde realizó su primer milagro. Allí había un oficial real cuyo hijo estaba enfermo en otra ciudad llamada Capernaum cerca de 32 ó 40 Kilómetros de distancia, lo mismo que 20 o 25 millas. Él buscó a Jesús para que sanara a su hijo, porque él sabía que su hijo moriría pronto.
4:48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.
4:49 El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que mi hijo muera.
4:50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.
4:51 Cuando ya él descendía, sus siervos salieron a recibirle, y le dieron nuevas, diciendo: Tu hijo vive.
4:52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.
4:53 El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho: Tu hijo vive; y creyó él con toda su casa.
4:54 Esta segunda señal hizo Jesús, cuando fue de Judea a Galilea.
Jesús les dijo a todos los presentes, que ellos solo creerían con milagros. Una fe que es edificada sobre la vista, es decir viendo milagros, tarde o temprano se viene abajo. Necesitamos fe para creer en Dios (especialmente ahora). Dios ha revelado lo suficiente para que podamos creer en Él, pero también lo suficiente para que necesitamos tomar ese paso de fe.
El oficial le habló a Jesús y le pidió que salvara a su hijo. Jesús le dijo al oficial, “Vete a casa, tu hijo ha sanado.” ¡Jesús sanó al muchacho de la ciudad de Caná! Cuando el oficial regresó, halló que su hijo había sanado instantáneamente y cuando él retrocedió en el tiempo, su hijo había sanado cuando Jesús dijo Sus palabras de su hijo. Cuando él reconoció esto, él y todos los de su casa creyeron en Jesús. Esta es llamada la segunda señal por Juan ¡y con buena razón! Su sanidad de Dios no es limitada por el espacio, o el conocimiento. ¡Él sanó a un muchacho a 20 millas de distancia! ¡No solo eso, sino Jesús sabía acerca de cuándo el muchacho fue sanado. Lo que significa es que sus conocimientos no son limitados por la distancia!
La primera señal (convertir el agua en vino) mostró que él era Dios sobre el tiempo. La segunda señal nos mostró que él es Dios sobre el espacio. El Dios a quien servimos es el Dios que tiene el control sobre el tiempo y el espacio. Yo se que este pensamiento hace que todos mis problemas parezcan muy pequeños, cuando los comparamos con un Dios maravilloso. ¿Qué hace este conocimiento con tus circunstancias?